En una habitación de hospital en pleno centro de Manhattan, delante del iluminado edificio Chrysler, cuyo perfil se recorta al otro lado de la ventana, dos mujeres hablan sin descanso durante cinco días y cinco noches. Hace muchos años que no se ven, pero el flujo de su conversación parece capaz de detener el tiempo y silenciar el ruido ensordecedor de todo lo que no se dice. En esa habitación de hospital, durante cinco días y cinco noches, las dos mujeres son en realidad algo muy antiguo, peligroso e intenso: una madre y una hija que recuerdan lo mucho que se aman.
Elizabeth Strout | Duomo Ed. | 1ª edición | 2016 | 224 pp.
Título original: My name is Lucy Barton.
Traducción de Flora Casas.
ISBN: 978-84-16261-91-8.
El transcurso del tiempo entre las cuatro paredes de un hospital parece generar una misma impresión en pacientes y acompañantes: de repente, los minutos se tornan maleables, adquieren cierta plasticidad y se alargan hasta un estado soporífero y tedioso. Entra en la categoría de esos rincones desesperanzados en los que siempre se sabe la hora de llegada, pero nunca la de salida. Y entre tanto, reflexiones, charlas banales, anécdotas, recuerdos y un sinfín de imágenes con las que ocupar la estancia. En ese plano se mueve Me llamo Lucy Barton, de la escritora estadounidense Elizabeth Strout —galardonada con el Pulitzer por su obra Olive Kitteridge—, relato que reaviva las ascuas de un pasado con pocas luces y demasiadas sombras, ahora convertidas en sentidos silencios. Os cuento con detalle.
La novela se inmiscuye en el ingreso de Lucy Barton durante nueve semanas en un hospital neoyorkino. Una intervención casi rutinaria la obliga a permanecer más tiempo del deseado en el centro médico. Sin embargo, es allí donde se produce la inesperada visita de su madre, compañera de miedos e inseguridades durante cinco días. En este pequeño intervalo centra la protagonista sus recuerdos, en lo que supuso aquel súbito cara a cara para una vida desligada ya de lazos familiares. Volver a escuchar el sobrenombre «Pispajo», impregnado de calor materno y de reminiscencias de la infancia, conlleva un descalabro sentimental en el interior de Lucy, del que da cuenta en su narración. Es ella la que, como si necesitara regresar a la niñez, pide a su madre que le relate desde la cama aquellas historias ya en el olvido, quizá porque es lo único que queda para unirlas.
No debe pretender el lector hallar en estas páginas una acción vibrante, un secreto velado o algún misterio por resolver. Lo que ofrece Me llamo Lucy Barton es sentimiento puro, un destripe del alma marcado por la soledad de la protagonista. Los pequeños resquicios de la mente en los que se esconden los miedos del pasado se plasman en este libro con numerosos saltos temporales y breves escenas inconexas, similares a la evolución que seguiría cualquier ser humano en su cerebro mientras desespera por su libertad. De esta manera, entre las inhóspitas y frías sábanas, Lucy rememora su relación con el hijo de un prisionero de guerra alemán, el muro infranqueable que se erigió ante su familia, las frías y distantes conversaciones telefónicas… hasta la vuelta de su madre en aquella clínica. Unas horas que se truncan de forma abrupta y que sirven a la protagonista para discurrir —más de lo que desearía— sobre los vínculos que permanecían fosilizados.
Me llamo Lucy Barton, de Elizabeth Strout, intenta dirigir al lector a través de los miedos y frustraciones de su protagonista, pero también de sus logros, éxitos e inquietudes. Con una prosa sencilla la escritora busca desnudar el alma del ser humano, hacerla transparente, e indagar en las heridas que aún continúan sangrando. Es, en definitiva, un recorrido entre digresiones que invita a leer más allá del mero personaje para poner en valor las relaciones humanas. Una lectura ligera, pero cargada de intensidad, en la que los silencios cuentan más que las propias palabras.
«Ésta es una historia de amor, tú lo sabes. Es la historia de un hombre atormentado todos los días de su vida por cosas que hizo en la guerra. Es la historia de una esposa que se quedó a su lado, porque eso es lo que hacían la mayoría de las esposas de esa generación, y cuando va a la habitación del hospital a ver a su hija habla compulsivamente de que el matrimonio de todo el mundo va mal, y ella ni siquiera lo sabe, ni siquiera sabe lo que está haciendo. Es la historia de una madre que quiere a su hija. De una manera imperfecta, porque todos amamos de una manera imperfecta» (p. 119)
Muchas gracias a Duomo Ediciones por el ejemplar facilitado
Elizabeth Strout en La Caverna Literaria
A mi me gustó mucho, esconde más de lo que pueda parecer.
ResponderEliminarUn beso ;)
Me alegra saber que también disfrutaste con la novela. ¡Besos!
EliminarPues me tientas mucho con este libro. Muy buena reseña.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Gracias por tus palabras, Margari! ¡Besos!
EliminarEs una maravillosa novela en la que cada uno encontrará reflejos de su propia vida porque se trata de una historia normal que, como dices, no esconde secretos ni grandes hechos, solo esconde vida y sentimientos.
ResponderEliminarUn beso.
Has descrito muy bien la esencia de la novela, Rosa. Un beso.
EliminarHola!! Cada Vez Mas llama mi atencion esta Novela, Ya Lo Tengo apuntado, Espero desocuparme un poco de mis lecturas actuales Y Ponerme al tanto de ella. Gracias por Compartirnos Tu Opiñion, Un Saludo
ResponderEliminarGracias a ti por el comentario, Lourdes. ¡Saludos!
EliminarMe gustó mucho, pero estoy convencida que la sensación final con esta novela depende del bagaje personal de cada uno, de sus experiencias en la vida en relación con las madres.
ResponderEliminarUn beso
Como bien decía Rosa más arriba, cada uno encontrará reflejos de su propia vida en esta novela. De ahí que tengas razón en tu comentario, la sensación final acaba dependiendo en gran parte de nuestra propia experiencia. ¡Un beso!
EliminarHola!
ResponderEliminarPues a mí no me gustó; no me dijo nada, no me tocó la fibra, no sé será que no era una lectura para mí.
Un beso
No todos los libros están hechos para todo el mundo. ¡En otra ocasión coincidiremos, seguro! Un beso.
EliminarA mí su lectura me permitió crear una imagen de Lucy, de su historia y de cómo esta la había hecho mella en ella. Pero me falto sentimiento en su lectura.
ResponderEliminarBesitos
He encontrado a otros lectores que han tenido tu misma sensación. Supongo que, como toda historia, depende del momento personal de cada uno. ¡Besos!
EliminarEs una novela que narra más cosas con sus silencios que con las propias palabras. Me alegro de que te haya gustado. Besos
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Marina. Así lo recojo en la última frase de la reseña. ¡Un beso!
EliminarYo lo tengo en casa a la espera de su lectura. Me apetece un montón y siento muchísima curiosidad por saber qué emociones despierta en mí. Besos
ResponderEliminar¡Pues delante, Marisa! Me encantará conocer tus impresiones. Un beso.
EliminarNo terminé de encajar con este libro, quizás porque me había dicho todo el mundo que era una maravilla y no llegó a tanto. Lo cierto es que me quedé con las ganas de conocer un poco más a la madre
ResponderEliminarBesos
No habría estado mal que la escritora hubiese profundizado más en la madre. Creo que el personaje podría haber dado mucho de sí si se hubiera desprovisto de algunas capas. ¡Un beso!
EliminarDesde que se publicó veo este libro por todas partes, y con opiniones diversas.
ResponderEliminarCreo es de esas novelas que si espero a que pase el boom me resultarán más atractivas.
Un abrazo
A veces viene bien dejar pasar un título y recuperarlo más adelante, lejos de comentarios y opiniones. Si finalmente lees la novela, estaré encantado de leer tu valoración. ¡Otro abrazo!
Eliminarhola esta novela la he visto en un montón de sitios al final voy tener que leerla jejej gracias por la reseña chao
ResponderEliminar¡Gracias a ti por tu comentario! Un saludo.
EliminarYo no he caído y aún no he leído este libro. Creo que finalmente no me animaré!
ResponderEliminarNo pasa nada, Marina. ¡Nos veremos en otras lecturas! Saludos.
EliminarTuve mis más y mis menos con este libro. Creo que la autora escribe muy bien, pero a mi no me tocó la fibra, me dejó bastante fría
ResponderEliminarBesos
Parece que a otros lectores les ha pasado lo mismo. ¡No es fácil tocar la fibra sensible! Un beso.
EliminarAún no la he leído, pero por lo que cuentas estoy segura de que me podría gustar.
ResponderEliminar¡Anímate, Espe! Así conoceré tu opinión de primera mano. ¡Saludos!
EliminarParece una lectura de esas que te hacen reflexionar. Me alegra que lo hayas disfrutado tanto. Un beso!
ResponderEliminarSí, Gemma. Independientemente de la sensación que te deje tras la lectura, hay hechos y conversaciones que dan para una larga reflexión. ¡Un beso!
EliminarPendiente lo tengo de lectura: me apetece muchísimo ponerme con él. 1beso!
ResponderEliminar¡Estaré atento a tu reseña! Un beso.
EliminarNo es solo lo que cuentas de la novela, sino el como lo haces, el que me hayas convencido para desear leerla.
ResponderEliminarUn beso.
Muchísimas gracias por tus palabras, de verdad. ¡Besos!
EliminarQuizás en el momento en el que lo leí no me llegó tanto como esperaba. Estaría bien una relectura más adelante para ver si encuentro algo nuevo. Saludos y gracias por tu reseña!:D
ResponderEliminar¡Gracias a ti por tu comentario, José Ángel! Creo que la manera en que está concebida la novela hace que su valoración dependa mucho del momento personal de cada lector. ¡Un saludo!
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