La noche en apariencia eterna encubre verdades incoherentes e inmutables. Una guerra cíclica y absurda se cierne sobre gentes obsesionadas por coleccionar los más variopintos e inútiles objetos. Bajo el gobierno del despótico «hombre gordo», un ejército de extravagantes sirvientes y crueles guardianes, atiende a la élite de poderosos cuyo único propósito es saciar sus bajos instintos. Inmerso en una atmósfera de sensualidad y hedonismo extravagantes, el protagonista se mueve entre la pesadilla y el ensueño. El lado oculto de la noche es una fábula perversa donde conviven la ingenuidad y el amor, la crueldad y la muerte, la malignidad y la indefensión. Una obra que refleja perfectamente el universo personal de Norberto Luis Romero.
Contraportada | Vagamundos | 1ª edición | 2012 | 64 pp.
Llega el momento de hablar de mi última lectura conjunta del año, organizada en colaboración con la editorial Traspiés, Tatty de El universo de los libros, y Carmen de Carmen y amig@s. El lado oculto de la noche, de Norberto Luis Romero, e ilustrado por Hugo Rodríguez García «Pobreartista», es probablemente la lectura más singular de todas las que he realizado en 2012, debido en gran parte al continuo halo de abstracción y de alegoría que envuelve a esta fábula. Un relato protagonizado de principio a fin por una constante oscuridad llena de simbolismo y posibles interpretaciones. Un camino que comienza en cualquier parte, con personajes indefinidos, pero que puede extrapolarse fácilmente hasta nuestros días.
Gracias a Ediciones Traspiés por el ejemplar facilitado.
El lado oculto de la noche recrea un mundo despótico, tiránico y fuertemente jerarquizado, gobernado por un dirigente despreciable y controlador, que maneja a su voluntad los hilos de todos los que se postran ante él. No hay posibilidad de cambio, simplemente queda el sometimiento para la supervivencia. Estas desoladoras imágenes son detalladas en primera persona por el protagonista, hijo espurio fruto de la violación sufrida por su madre tras el abuso de un guante negro. Es la primera información que se aporta no sólo de su origen, sino de estos esclavos del Hombre Gordo, cuya presencia es reiterada a lo largo del cuento. De ellos sabrá el lector que se distinguen por el color de su piel, vinculando cada tonalidad a una función dentro del estado totalitario: amarillos, «sabios en materia de placeres y amores»; azules, «maestros de buenos modales y finezas»; grises, «hábiles artesanos y artistas»; verdes, «consejeros, expertos en el arte de la vida»; negros, «feroces guardianes, […] fuertes, poderosos, insobornables» (cap. XIV). Son ellos, en realidad, los que por orden de su superior terminan manejando al pueblo; un verbo que no es azaroso, al recoger en sí mismo tanto la capacidad de realizar actividades con las manos —quizás de ahí su apariencia—, como la de gobernar y dirigir la nación al antojo dictatorial —sin huellas incriminatorias—.
Y mientras hacen y deshacen, los ciudadanos intentan seguir adelante con su rutina, enfocada en un único cometido: el coleccionismo. Por medio de la abuela y de la madre del narrador llega el relato hasta la Gran Feria, donde cada miembro de la comunidad expone los artículos recopilados durante el año, con el único propósito de alzarse con la victoria en el certamen. Trapos engrasados, pájaros muertos, tornillos, paraguas… todo vale en este sinsentido, aunque no sea apreciado como tal por las miradas de los participantes. También el protagonista accede a mostrar unas esferas que guarda con excesivo celo, a través de las que es capaz de averiguar historias secretas e ignoradas, incluidas las del Hombre Gordo. Este último cobra un papel relevante en muchas de las divagaciones del narrador, pues bajo su extenso manto se esconden todas las preocupaciones, los vicios y las tropelías; un personaje que vive únicamente para lograr el placer en múltiples facetas, que se regocija con cada acto perverso, pues, en el fondo, sabe que no debe temer una revolución de sus súbditos. Las tinieblas de la impuesta noche no dejan sitio para la ilustración, para dar luz al entendimiento, para instruir y civilizar. En él se encuentra la explicación de gran parte de los males de la sociedad, reforzados por la propia actitud de unos vasallos que no sopesan la posibilidad de un alzamiento, sino que aceptan las normas impuestas.
Decía Joseph Conrad que el autor sólo escribe la mitad del libro, mientras que de la otra mitad debe ocuparse el lector. El lado oculto de la noche, indudablemente, precisa de estas palabras. Parece que de cualquier fábula es necesario sacar unas conclusiones hasta llegar a una máxima o consejo, sentido primigenio de esta modalidad literaria. En esta propuesta narrativa, Norberto Luis Romero encauza al lector hacia ese fin, una meta que va más allá de su propio horizonte, para que sea el otro el que determine qué elementos pueden identificarse con nuestra realidad. Una senda que, por momentos, parece querer abrir los ojos en un grito desesperado a través de la palabra, sobre lo que somos y lo que hemos sido, con el único objetivo de evitar el dolor, la tristeza y la pesadumbre sobre la que se erige esta aparente quimera.
[Reseña nº 23 del desafío «25 obras escritas en español»]
woow se ve un libro bastante bueno ;)
ResponderEliminarun saludo
Liz, si lo lees, espero que lo disfrutes como yo. Un saludo.
EliminarAcabo de venir de otra reseña que señalaba lo raro que es leer este libro y, aunque tú pareces más entusiasta con la lectura del mismo, me parece que esta no es una lectura para mi... 1beso!
ResponderEliminarTizire, la verdad es que esta lectura ha tenido opiniones muy dispares. Aun así, te animo a que leas esta fábula, no te quitará mucho tiempo. ¡Besos!
EliminarYo no supe bien como valorarlo, porque no lo entendí bien, pero no ha estado mal...
ResponderEliminarCartafol, ha sido una buena experiencia. ¡Saludos!
EliminarFelices fiestas, Jesús. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarOffuscatio, ¡muchas gracias! Otro abrazo para ti.
EliminarJesús me ha gustado mucho tu reseña, sin duda tu último párrafo y sobre todo la frase de Joseph Conrad es de lo más acertado para esta lectura
ResponderEliminarun beso!
Tatty, ¡muchas gracias! Hace años que conozco la cita de Conrad, y durante la lectura vino varias veces a mi cabeza, así que tenía que incluirla en la reseña. ¡Besos!
EliminarHe leído otras reseñas de este libro que me habían desanimado bastante, pero leyendo la tuya, dejando aparte lo bien escrita que está, me quedo un poco confundido. Aunque si tomo literal la frase de Joseph Conrad, me inclino por dejar pasar este libro.
ResponderEliminarGracias por la reseña.
Un saludo.
Enzo, muchas gracias por tu comentario. Ojalá acabes animándote para formar tu propia opinión, antes tantas impresiones dispares. ¡Saludos!
EliminarCreo que esta novela no es para mí. De momento voy a dejarla pasar.
ResponderEliminarUn beso shakiano!!
Shaka Lectora, ¡pues a por otra lectura! Besos.
Eliminar¡Qué gran reseña Jesús! Y ese último párrafo que nos has regalado... ¡Genial! Sí que la frase de Conrad le viene como anillo al dedo a este libro. Un libro extraño, que me ha dejado con la sensación de que no lo he comprendido del todo, pero que he disfrutado por su exquisita prosa, por su atmósfera y por las buenas ilustraciones que acompañan tan bien al texto.
ResponderEliminarBesotes y felices fiestas!!!
Margari, ¡muchas gracias por tus palabras! La verdad es que rescatar de mi mente la frase de Conrad me ha ayudado a explicar el sentido que le he encontrado a esta fábula. ¡Besos!
EliminarMe ha gustado mucho la reseña =)
ResponderEliminarEs un autor al que sigo y que me gusta bastante.
Besotes
Shorby, me alegra saber que te ha gustado tu reseña. He quedado encantado con la prosa de Norberto Luis Romero, así que espero leer más adelante otros de sus textos. ¡Un beso!
EliminarTengo muchas, muchas ganas de leer este libro. Hoy he leído varias reseñas y todos coincidís en que es un libro especial. Tengo ganas de descubrirlo. Muchas gracias por esta reseña tan maravillosa :)
ResponderEliminar¡Muchos besos!
María, ¿te animaste finalmente a leerlo? ¡Espero que sí! Muchas gracias por tus palabras. ¡Más besos para ti!
EliminarHasta ahora había concluido por las reseñas leídas que este era un libro raro, extraño y al tiempo que despertaba mi curiosidad me dejaba dudosa sobre si me gustaría o no.
ResponderEliminarTu magnífica reseña me ha animado bastante. Sigue siendo un libro distinto que quizá no acabe de entender, pero la curiosidad ha ganado unos cuentos puntos.
Besos
Jara, mil gracias por tu comentario, me alegra saber que mi reseña ha despertado en ti una mayor curiosidad. ¡Besos!
EliminarYa viste mi reseña que no coincide demasiado con la tuya. En cualquier caso ha sido un descubrimiento y me alegro de haberlo leído.
ResponderEliminarUn saludo.
Mariuca, la verdad es que nuestras impresiones son distintas, pero ha sido una grata experiencia, sobre todo por haberla compartido con otros lectores. Un abrazo.
EliminarY tanto que evitamos el sufrimiento y el dolor;)
ResponderEliminarUn saludo!
Aran, hay que evitarlos. ¡Saludos!
EliminarHe visto reseñas dispares de este libro y me resulta llamativo precisamente por eso.
ResponderEliminarUn beso enorme y gracias por una ilustrativa reseña, me ha gustado la última referencia a Conrad.
Feliz Navidad
Besos
Mientrasleo, como he comentado más arriba, la alusión a Conrad me ha ayudado a explicar mis impresiones sobre este relato. Espero que finalmente te animes a descubrirlo. ¡Besos!
EliminarNo he leído nada de este autor, pero la verdad es que el libro pinta estupendamente a pesar de que hay cosillas que dan un poco de repelús en la historia. Pero creo que me gustará casi seguro. Feliz Navidad. :-)
ResponderEliminarEspe, anímate, merece la pena que saques tus propias conclusiones de esta fábula. ¡Un abrazo!
EliminarHola Jesús. La verdad es que este libro qu ereseñas hoy, no me atrae demasiado, pero aprovecho para desearte ¡¡Feliz Navidad!! y felices lecturas para el año que entra.
ResponderEliminarBesos navideños
Marian, felices lecturas también para ti. ¡Espero que hayas disfrutado de las fiestas navideñas! Un beso.
EliminarQué bonita reseña la de hoy Jesus! Y éso que es un libro que me parece especialmente difícil de reseñar!
ResponderEliminarBesos
Laky, ¡mil gracias por tu comentario! Ha merecido la pena. ¡Besos!
EliminarComo conté en la reseña, a mí me encantó, es especial, diferente, cuesta entrar, pero cuando te envuelves en la atmósfera de esta fábula te atrapa sin remedio. Un placer haber participado en la lectura conjunta. Muchos besos.
ResponderEliminarGoizeder, llevas razón, cuesta un poco habituarse a la atmósfera propuesta por Norberto Luis Romero, pero luego es fácil adentrarse en este particular mundo. ¡Besos!
EliminarParece que hemos sido de los que más hemos disfrutado del libro, Jesús. Magnífica reseña, por cierto!!
ResponderEliminarBesos,
Carmen, ¡eso parece! Gracias por tus palabras. ¡Muchos besos!
EliminarGracias, Jesús, por tu lúcida reseña, que sin duda contribuirá a que muchos se animen a leer este librito, incluso aquellos que no quieren cosas tristes, porque en el fondo no lo es.
ResponderEliminarUn saludo
Norbertto Luis Romero
Norberto Luis, muchas gracias por tu comentario. Me alegra saber que te ha gustado la reseña que he realizado sobre tu fábula. Ha merecido la pena esta lectura. Saludos.
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